Embajadores

El barrio más popular del distrito Centro es una zona de grandes contrastes: desde el gran centro cultural que es el Museo Nacional Reina Sofía al famoso Rastro que todos los domingos reúne a madrileños y visitantes, del vibrante núcleo de modernidad y hervidero de cultura social que es la zona próxima a La Casa Encendida y la calle Argumosa al tradicionalísimo vecindario que componen las calles que rodean Tirso de Molina, de la religiosidad a la vieja usanza de la Colegiata de San Isidro al crisol de multiculturalidad e integración que supone Lavapiés, todo tiene cabida en este barrio.

La modernidad de lo tradicional. La reivindicación de la vida común como paradigma de lo moderno: esto es lo que representa Embajadores y, más concretamente, la famosa Lavapiés. Auténtica vida de barrio, en la calle, con gente que conoce tu nombre y pequeñas tiendas de trato cercano para huir del brillo impostado de las grandes superficies, este barrio representa uno de los pocos refugios contra la gentrificación en el corazón de Madrid.

Cómo es vivir en Embajadores. Es vivir la eclosión de nuevas ideas. Este barrio ha sabido como ninguno adaptarse a los nuevos tiempos abrazando con pasión todo lo bueno que la multiculturalidad ha traído a la capital. Así, desde lo más mundano: restaurantes y locales de toda procedencia y nacionalidad, hasta lo más politizado, en la calle Argumosa se ha abierto toda una serie de locales a modo de renovados cafés-tertulia donde poder opinar sobre lo humano y lo divino y experimentar con novísimas formas de expresión y arte, este barrio resulta el más estimulante para toda aquella persona deseosa de aprender y conocer de primera mano tanto las costumbres de lejanas tierras como las últimas tendencias.

Es vivir en el pueblo y en la ciudad a un tiempo. Indiscutiblemente urbanita, con esa arquitectura de tres siglos atrás y una innegable escasez de zonas verdes, posee sin embargo el encanto de un pueblo pequeño: un lugar donde todo el mundo te conoce, donde todo está al alcance de la mano y donde la colaboración vecinal está a la orden del día. Es, sin lugar a dudas, el barrio más diverso y colorido de todo Madrid.

Un barrio vivo, vibrante, único, perfecto para personas inquietas, que adoren la vida nocturna y estén abiertas a nuevas experiencias, sabores, colores y olores que nunca antes habían probado. Un auténtico crisol cultural.