El Camp de l'Arpa del Clot

Este barrio pertenece al distrito de Sant Martí, fue un barrio mayormente agrícola hasta mediados del s. XIX cuando se empezó a urbanizar. No fue afectado por el plan de remodelación de l’Eixample de Ildefons Cerdà que fue aprobado en 1859. El barrio se construyó en torno a los núcleos agrarios que ya existían, respetando varios pasajes peatonales de la época que todavía podemos ver en la actualidad. Otro testigo de su pasado rural es la masía de Can Miralletes situada en la parte norte del barrio. Su entramado urbanístico es muy diferente al de otros barrios de la ciudad condal, manteniendo una estructura propia del s XIX que lo dotan de un gran encanto.

Los precios de las viviendas han bajado mucho en los últimos años, pudiendo encontrar hoy día buenas ofertas tanto si compras como si prefieres alquilar. En la parte superior del barrio encontramos manzanas de mayor envergadura, al estilo de las de l’Eixample. Su núcleo, en cambio, está formado por pequeñas fincas que acogen multitud de comercios en sus plantas bajas.

Es un barrio bien comunicado que cuenta con varios medios de transporte público a su alcance, pudiendo llegar al centro de la ciudad rápidamente. Su peculiar estructura y la intensa actividad comercial que se encuentran en sus principales calles le dotan de un ambiente muy agradable. Dispone de varias escuelas de primaria y secundaria, centros de salud, 1 hospital y varios centros culturales para jóvenes y personas de la tercera edad.

Sus vecinos lo califican como un barrio seguro, tranquilo y donde es muy agradable vivir. Está habitado principalmente por familias y gente mayor que ha vivido allí toda su vida. Cuenta con numerosos pasajes peatonales que concentran la actividad comercial del barrio. Su arteria principal es la calle Rogent. Uno de los pasajes peatonales del s. XIX que el barrio ha conservado y que se ha convertido en el centro del mismo.

Pros y contras para vivir en este barrio

Su ambiente tranquilo, de barrio, está muy bien valorado por sus habitantes, junto con la buena accesibilidad al transporte público y los servicios que ofrece. Es un barrio muy familiar, la gente conoce a sus vecinos y es normal que se organicen actividades entre los distintos colectivos. Tiene muchas calles peatonales donde apenas hay tráfico.

Algunos de los jóvenes que viven en él se quejan de que no hay ni bares ni locales donde ir a tomar algo o a bailar por la noche. No dispone de grandes zonas verdes.